¿Sois de esas personas a las que les gusta hacer balance de un año cuando este llega a su fin?
Yo no. Siempre me han caído muy requetemal los típicos programas de la tele donde recolectan las catástrofes que se han ido sucediendo en los 365 días que se están dejando atrás. Me parecen, simplemente, DEPRIMENTES, y me pregunto: ¿Por qué no hacer un algo parecido con las cosas buenas que han acontecido?
El otro día Gema, una amiga muy querida, me proponía hacer balance del 2020 en todos los sentidos. En un primer momento sentí rechazo, pero luego me dije: “¿Y si en lugar de enfocarme en lo negativo, me enfoco en todo lo bueno que me ha regalado este año?”.
Eso sí que me parece enriquecedor, porque visto desde esa perspectiva, la cosa cambia sustancialmente. Mi lista de bondades es, a lo mejor no muy larga en hitos, pero sí extremadamente plena de maravillas que me conectan con el agradecimiento.
Podría empezar esa lista destacando lo principal: No he perdido a nadie en estos doce meses, me he tomado las uvas con las mismas personas que el 31 de diciembre de 2019, aunque cada una lo hayamos hecho en nuestra casa.
Dicho esto, puedo seguir enumerando:
Me he vuelto a REINVENTAR: comencé un máster de COACHING PERSONAL Y EJECUTIVO en el mes de febrero que acabo de culminar en diciembre. Esto me ha hecho CRECER COMO PERSONA. Como profesional he dado una nueva “vuelta de tuerca”, volcándome con toda mi energía e ilusión en este nuevo proyecto.
He reafirmado que mi LEIT MOTIV es AYUDAR a la gente en todo lo que esté en mi mano. De hecho, por eso me hice facilitadora de Biodanza. El coaching me proporciona la herramienta que la pandemia me ha robado (ya que la facilitación en este momento la encuentro, en mi caso, imposible), me alimenta y satisface de la misma manera. La emoción al culminar una sesión es similar al aplauso final de una clase de Biodanza.
Otro de los procesos que quiero destacar en esta entrada es EL CAMINO DEL ARTISTA. Formado un grupo con otras dos amigas maravillosas (otra vez Gema y también Virginia), nos adentramos en este proceso de desbloqueo de creatividad. Pero su efecto fue más allá de ese objetivo: nos “movió el piso” en muchos aspectos, nos lanzó hacia las preguntas que en biodanza consideramos esenciales (¿Dónde quiero vivir?, ¿Vivo con quién quiero?, ¿Hago lo que realmente me gusta?). Cuestiones que me han llevado a considerar seriamente buscar un lugar para vivir que me resulte mucho más amable.
(Hago un inciso: me reconozco cada vez más valiente y curiosa. No me arrugo a adentrarme en procesos que me pueden “escarbar” en mi interior, porque estoy convencida de que siempre saldré crecida.)
Llevando a otro ámbito mi lista, quiero destacar los tres meses viviendo junto al mar, en mi casa de Galicia y junto a mi madre. Lo veo, sinceramente, como un regalo. Pude disfrutar de ella sin límites (incluyendo hasta los momentos de desavenencias), de mis amaneceres frente a esa ría que amo, aprendí a cuidar de mi jardín (con nuestro jardinero jubilado, me entregué al cuidado de todas las flores -confieso mi predilección por mis rosales y mi gardenia-), encontré paz en mis lecturas y disfrute en el compartir de mis escritos con personas desconocidas a través de Instagram.
Desde esa casa comencé a ayudar en mis sesiones prácticas de coaching; nunca olvidaré la primera: yo nerviosa, pero muy ilusionada, me conectaba con una mujer que estaba pasando por el peor momento de su vida. Muchos kilómetros nos separaban, sin embargo, la chispa nació desde el primer instante, con la primera sonrisa. Y desde ese lugar, nos tomamos de la mano y nos acompañamos mutuamente, yo con mis herramientas recién estrenadas, ella con su valor y coraje, con su humanidad arrolladora, con sus INFINITAS GANAS DE SALIR ADELANTE. De manera progresiva, fueron llegando otros casos. Todos me enseñaron muchísimo, me ayudaron a ser la coach que hoy soy.
El hecho de estar en Galicia todo ese tiempo, también me brindó el regalo de estar más cerca de la presencia de mi prima Bea. Con ella me permito reír y también llorar; compartir, asentir y disentir (esto último no lo puedo hacer con todo el mundo); hablar de lo más íntimo o de lo más superficial. Recuerdo que el último día que la vi, yo en mi jardín y ella subiendo por la rampa de entrada hacia nuestra casa, no pude evitar que se me saltaran las lágrimas y que me invadiera un sentimiento de profunda tristeza (aun sabiendo como sé que la tengo siempre que quiero a una llamada de teléfono).
Durante este 2020 siempre me he sentido ACOMPAÑADA. Cierto es que en las últimas semanas del confinamiento llegué a conectar con el sentimiento de soledad, encerrada en un barrio donde no conozco a nadie. Pero la compañía nunca dejó de estar ahí.
Finalmente, y como no quiero alargarme ya más, quiero poner como guinda del pastel a “todo el mujerío” que siempre está a mi lado. Hermanas y otras mujeres de la familia, amigas íntimas, mujeres del Club de Emprendimiento, del Club de Lectura (algún hombre también está ahí), las chicas de baile, las facilitadoras de biodanza (y facilitadores)… que me dedicaron su tiempo y su amor de muchas y variadas maneras.
Y, cómo dejarme en el tintero a mi MEJOR AMIGO, RAFA. Generoso, cuidadoso, siempre pendiente y preocupado y, sobre todas las cosas, INCONDICIONAL. Alguien que en todo momento me hace saber que puedo contar con él.
Esta lista, como siempre pasa, es injusta. Probablemente me deje en la cuneta a alguien. ¿Algún hombre? Es posible (familiares, amigos, alumnos…), pero es que este 2020 (sin calificativos) ha sido predominantemente FEMENINO.
Cuando inicié la escritura de esta entrada la titulé CAMINAR A DOS. Llegado este punto, la renombro como la MARCHA DE LA SOLIDARIDAD (ambos títulos surgidos de ejercicios de Biodanza, siempre en mí). En éste, se comienza caminando una persona sola, y va sumando en su caminar tomadas de la mano dos, cuatro, ocho… hasta el infinito. Particularmente, me conecta con la fuerza de la unión, con el sentimiento de poder con todo, de ser capaz de superar cualquier adversidad si actuamos cohesionados.
Ya solo me falta decir tres palabras: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
P.D.: ¿Y a ti, te apetece compartir tu LISTA POSITIVA 2020?
Texto: Esperanza Castro
Imagen: Esperanza Castro (surgida del proceso EL CAMINO DEL ARTISTA)
Me he ha encantado tu post. Es una delicia leer tan ligeramente y con tan buena escritura 🙂
Como parte de las personas mencionadas en este bello artículo, me siento agradecida y afortunada de todo lo que hemos compartido este año, mi querida super flor.
Intimidades, miserias y alegrías nos han rodeado, y con ellas, hemos crecido juntas, con confianza y sin juicio. Por más años de acompañamiento y vinitos -aunque sean por Zoom! jejeje
Gracias, mi súper flor!!!
Claro que seguiremos caminando juntas… a dos, a tres… a mil!!!
Un beso inmenso
Querida Espe,
Lo primero Gracias, por » tirarme de la lengua» , en este caso de teclas . No sé si te lo he comentado pero estoy perezosa , poco disciplinada y tus propuestas , a veces, me llevan a sentarme y escribir .
Balances dices . No , casi nunca hago balance de casi nada. Y ahora que lo pienso, quizás debería hacerlo mas a menudo . No sé.
El año 2020 , ufffff , Cosas positivas las hubo , tengo tendencia a mirar las dos caras de la moneda . Aunque también hubo días horribles . He descubierto que soy más capaz de lo que imaginaba a sobreponerme , He soltado prejuicios , y anteponer lo esencial . La incertidumbre apareció sobretodo en la cuestión económica , éste aspecto me persigue desde,,,,,,, casi siempre , y aún siendo la peor de las epocas , puedo decir que ha sido también cuando mejor lo he llevado.
En 2020, casi a finales comencé una relación de pareja , que, a día de hoy puedo decir , es una de las mejores relaciones que he vivido , y sigo viviendo ,
Hay alguna cosa más , una en concreto . Fué breve , loca y liberadora . Y aún sonrío cuando la recuerdo .
Un abrazo enorme .
Gracias ,
Querida Carmen, muchísimas gracias por compartir en este espacio tus vivencias.
Celebro esa relación que te sigue haciendo tan feliz.
Te mando un abrazo lleno de cariño
En esa cuesta también mis ojos se inundaron de lágrimas …….. “dichosa” pandemia que hizo posible un verano tan cercano.
Un abrazo enorrme
B
Pues sí, inolvidable por muchas circunstancias. Nos quedamos con las cosas bonitas 🙂
Betiros