Que va a casarse con él.
Se la ve andando de un lado para el otro.
Cuando se sienta tranquilamente se la escucha hablando con su amado, gesticula, inclina sus ojos muy seductoramente. Ha habido veces que hasta se ha ruborizado.
Cuenta sobre su vestido de novia, que será largo y muy blanco, como la sombra de la luna llena sobre el lago.
Que llevará una tiara con aguamarinas tan celestes como el cielo en primavera.
Le pide a su hija que la acompañe a elegir su nuevo juego de dormitorio.
Ella no sabe qué decirle.
No entiende por qué su persona más entrañable se niega sistemáticamente a llevarla.
De vez en cuando, otra mujer se le acerca.
Ella ruge, como poseída por todos los infiernos. Le dice que él es de ella, que no se lo quitará jamás.
La otra la mira, me mira, nos mira, y alucina. Qué ha hecho para merecer esto, pregunta y se pregunta. Le pido que se tranquilice. A la una y a la otra.
Una porque no entiende, la otra porque …
Cómo explicarle que la novia solo ve a través de sus ojos. Que nadie hay frente a ella.
Cómo contarle que lo que ve no existe, que su mente alocadamente demenciada ve cosas donde no las hay.
Cómo decirle que su piso nuevo es pura fantasía.
Que su juego de dormitorio deseado será para otra vida si la reencarnación existe y la trae de vuelta.
Cómo acompañarla con su sueño de hadas, de vestidos de novia y tiaras luminosas son … eso, la nada misma transformada en ilusión demente.
Él, pues, él tampoco existe. No llega en un tren, ni en un barco ni en avión de quién sabe dónde a buscarla de tan lejos.
No hay distancias. No hay tiempos, no hay…
Ni ahora, ni mañana, ni nunca.
Que nadie le quitará lo que solo existe en su imaginación.
Que su andar ligero de una punta a otra en este gran espacio que ahora es su mundo, y detrás de un viejo andador, marca el final de una vida.
Los años, las ilusiones, la locura lleva a estas cosas que no se le pueden hacer entender.
***
Este relato magnífico ha sido escrito por Alicia Peacock, alumna de mi taller de Luciérnagas Escritoras, ahora trabajando la construcción del personaje.
Texto: Alicia Peacock
Imagen: Edvard Munch
Qué ternura de texto y qué veraz el final. Me ha encantado, felicidades Alicia! Felicidades Espe!
Muchas gracias, Vir.
La verdad es que me encantó y en cuanto lo leí le pedí permiso para compartirlo aquí.
Alicia escribe de maravilla
Gracias Vir!
Gracias Espe!